Si bien las recesiones son inevitables, es la forma como cada negocio reacciona lo que de termina su inmunidad o vulnerabilidad. No somos víctimas de lo que nos pasa, sino artífices de nuestro destino.
Es la claridad y coherencia de nuestra estrategia comercial la que define si salimos a flote o nos hundimos. En medio de guerras de precios y locura generalizada, aquellos que se diferencian y venden sin empeñar la empresa siguen adelante sin comprometer el futuro.
En tiempos difíciles, ¿cuál será el destino de su negocio? ¿Perecerá o hará parte de la legión de negocios inmortales? No son las compañías que más venden, sino aquellas que lo hacen de manera rentable las que sobreviven para contarlo.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.