El comandante paramilitar Martín Pardo tiene tres lunares debajo de su ojo izquierdo, un rasgo que parece emparentarlo con la piel moteada de su mascota, un jaguar llamado Ronco. El jaguar se mueve entre sombras, a veces jugando, otras, acechando, y su instinto cazador prefigura una barbarie de la cual Martín es perpetrador y testigo. Martín Pardo anteriormente conocido como Fósil, el de la mejilla manchada, el que ve monstruos imaginarios.
En su primera novela, Santiago Wills aborda los hechos violentos desde una escritura que arrasa, rompe con sus propios límites y lo inunda todo. En palabras de Diamela Eltit “Jaguar se inscribe en la renovada producción literaria latinoamericana para dar cuenta, con indudable maestría, de los cursos y transcursos históricos, desde una perspectiva singular, inesperada, fascinante”.
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